palomas muertas y mentiras







nena,

claro que hay que trabajar el deseo porque a veces se apaga. yo tengo que decir que en general el deseo no se apaga, no en mi caso. no sé si lo trabajo de manera inconciente o qué, pero siempre está ahí. salvo esa vez que me enteré que hay ciertas pastillas anticonceptivas que inhiben el deseo sexual (perdón, si, deberían saber todos este dato porque es muy muy importante y lxs ginecólogxs no suelen comentarlo).

no sé si existe el deseo de escribir. para mí siempre fue una necesidad y una forma de conectar con el mundo, de traducírmelo, como te dije alguna vez.

el resto, la vida de civil, me abruma y me deprime. lo que hacemos por obligación ("te estoy pidiendo que por una vez me acompañes a BLABLABLA"). esta semana decidí que no voy a hacer más cosas por obligación, ni a vincularme con gente que no me hace bien. es tan primitivo que no sé por qué lo tengo que verbalizar para dejar de hacerlo. pero posta es así.

y si, efectivamente, tengo miedo a morirme, ¿quién no tiene miedo? tengo la impresión de que la cosa es muy corta. eso me pasa. que hay gente -mucha- que debería quedarse acá más tiempo. que se fue antes. yo no sé si trato de encontrarle mucha vuelta al tema del cómo (claro que hay maneras más o menos piolas de morirse, y si pudiera elegir, tengo algunas en mente). me fascina pensar qué tipo de azar o destino reina para que alguien que es muy valioso se vaya primero que otros que son unos hijos de puta. eso me desvela. como hace tiempo descarté un dios, esa puede ser una buena pregunta: ¿por qué?

inés debe estar escribiendo una tesis sobre tu sueño. yo soñaba en un momento -todavía sueño mucho- con la muerte de mi hermano. que se moría, que venían a decírmelo. que lo velábamos. cómo era el cajón. de qué moría. muchas veces, incluso, lo imaginé y no estaba dormida. pero es parte de tener miedo. debe ser la forma de manifestarlo. banco mucho que tu mamá no te haya dejado consejos o cosas por el estilo. porque trascender es otra cosa y porque seguramente no hubieses tratado de ser mejor, de hacerte preguntas sobre todo.

de la adicción, solo decir que aprendí mucho en ese barro doloroso. que fortalecimos vínculos con mis hermanos, con mis viejos. que podíamos llorar sin que nos de verguenza (todavía podemos) y decir cosas que uno nunca cree que va a decir en voz alta. nunca, nunca.

y después historias, hermosas, y a la vez terribles, de gente que la pelea, para la que -como fue para mi- toda tu vida se apaga y solo te levantas y haces cosas para enfrentarte con eso.

creo que te conté (si ya te conté decime, no me dejes hablar como a los viejos) de una abuela que vino una vez a las reuniones de familiares de NA. ella tendría más de 90 años. yo estaba con mi viejo, como siempre. le dan la palabra: que se presente, por quién vino, qué piensa. dijo que quedó a cargo de su nieta porque la madre se fue o murió (ya no recuerdo). que la piba consumía desde muy chica: se le desaparecía de la casa, le robaba guita, la violentaba (como sucede con todos los adictos). y que estaba pensando que ahora que la chica había cumplido 18 iba a dejar de cuidarla. "tengo que empezar a pensar en mí, tengo que hacer algo con mi vida", dijo, y se largó a llorar.

yo creo que lloré. no me acuerdo. sí me acuerdo de las caras del resto de los padres, jóvenes y no tanto, que vieron en esa mujer la fortaleza de haber sobrellevado algo así tanto tiempo (creo que todos temen llegar a esa edad sin haber vencido, o como suelen decir mis viejos, mirá si me muero antes). 

hay miles de historias. esa me impactó. y también a mi viejo. esa viejita se parecía mucho a mi abuela. se notaba que no era argentina (todavía arrastraba un acentito medio español, carraspeado).

y a propósito, te recomiendo que leas uno de mis cuentos preferidos, que me acompaña siempre (y de ahí una frase "levantate y camina como un león" que me voy a tatuar algún día), que se llama "como un león". es de haroldo conti.

amo tu libro del oso. me lo prestás? claudia que me comentó el otro día que leyó un libro de un oso también, de una escritora canadiense que no recuerdo. me parece un flash ese análisis histórico de algo tan concreto y universal. hablando de eso, el análisis histórico de flavio de carvalho sobre la moda, lo conocés? lo vimos en la cátedra de literatura brasileña y portuguesa, por razones que no te podría explicar. pero vale la pena.


y sí, vamos al teatro. lo único que te pido es que elijamos en base a recomendaciones de alguien que fue. no por las críticas. yo ya no le creo más a nadie, después de meterme en algunas obras que me quería levantar a gritar para arruinarles todo. lo mismo me pasa con los libros, por eso, solo por consejo. si no me lo recomiendan, no lo leo. así que preguntemos. yo estaba atrás de la terquedad, pero puede ser otra.


mi superpoder, que desarrollo desde chica, es decir mentiras. ya en el jardín inventaba historias, como cuando dije que mi mamá, que estaba enferma por una gripe, no podía venir a buscarme porque nos habían dejado a un bebé abandonado en la puerta de casa y lo tenía que cuidar. yo por supuesto no lo recuerdo, pero mi vieja dice que la empezaron a llamar las maestras y las mamás del colegio para preguntarle cómo estábamos y si necesitábamos ayuda. ¡mentí magistralmente con tres años! no sé cómo se me ocurrió eso. pero así inventé muchas otras cosas, de chica. y de hecho, tiempo después, encontré en la biblioteca varios libros sobre "chicos mentirosos". mi vieja me contó que en esa época estaban muy preocupados, y que no sabían si llevarme al psicólogo o qué. después calculo que se calmó cuando empecé a escribir cuentos (el primero lo hice a los 7 años), porque vio que ahí ponía toda esa ficción que inventaba. me atrevería a decir que no mentía: creaba.


es decir: yo no decía "no" si la respuesta era "si". simplemente arrancaba una historia de cero. de grande me perfeccioné. puedo decir la mentira más grande del mundo sin que se me mueva un músculo de la cara. por supuesto que no uso mucho este superpoder, porque cuando alguien se da cuenta que mentiste con algo, quebras su confianza y a mí eso me importa. pero sí, a mucha gente en ámbitos no muy personales, les he mentido alguna vez y nunca nunca me atraparon. el secreto es el mismo que en el truco: si uno miente siempre, nadie confiaría.

recién me doy cuenta que nadie, nunca, me preguntó en qué era hábil. todo el mundo supone saber todo.

hace poco en cartegena, iba caminando con un grupo de gente, y nos paramos en mitad de la calle a saludar a guillermo arriaga (un cineasta y ahora escritor). una de las del grupo, samanta, recordó una vez que guillermo, para no responder una pregunta que era algo como ¿por qué te peleaste con fulanito? contó una historia mexicana sobre el alma liviana y el alma pesda,que fue una maravilla. al terminar nadie se acordaba de la pregunta, y a uno, que la recordó, le contestó: "¿no te parece más interesante esta historia que saber por qué me pelié con fulanito?". me gustó esa idea, y la uso. y no sé si eso es mentir, o qué.

en todo caso, que conste, yo nunca mentí en estas cartas.

y ya que estamos en plan ser millonarias (claro que sí) quiero que me cuentes quién te dijo una gran mentira y cuál fue.

no puedo dejar de pensar en este video, "para barnie": https://www.youtube.com/watch?v=ckhssjvFRlE


lula


PD: no, a riesgo de romperte el corazón, no tengo nada de interés en luli salazar ni en redrado (sí, quizás, en la parodia que hacen la negra vernaci y tortonese, deberías escucharlo, lloro de risa). pero me parece justo que, ya que yo no soy la única lectora de tus cartas, lo desarrolles (quizás un apéndice de teorías de la farándula, o algo así). alguna porción de la humanidad sabrá apreciarlo mejor que yo.

PD2: me parece fantástico tu papá con la tortuguita. creo que el disfraz de niños es inversamente proporcional al amor. mi vieja siempre creyó que había que hacer todo a mano, y lo hizo, y así tuve de los perores disfraces de la primaria. una vez me tenía que disfrazar de negrita (si, justo yo, que soy más gringa que la coca cola), y mi vieja me pintó la cara con corcho pero como si fuera una careta: o sea, no llegaba hasta el pelo. quedé peor. otra vez, que tenía que hacer de ángel en un pesebre (sisi), me iba a hacer unas alitas, me puso el vestido de comunión que ya me quedaba chico y me hizo unas alas con pluma literal que por supuesto quedaron como el orto.


voy a tratar de buscar alguna foto de esas para el próximo posteo. mientras tanto te dejo mi foto de la paloma muerta. la saqué un día a la noche. estaba en la vereda del edificio de al lado. a la mañana seguía ahí. las palomas me hacen acordar a vos. y esta más porque tuvo su momento de fama en instagram.




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