cartas

miércoles 28 de diciembre de 2017, 9:43

belén (belu? beli?, difícil apodo)

me fascinan los pueblos, así que me puse a googlear Rojas y comprobé que no existe en el street view de google, lo que es toda una afirmación de su condición de pueblo. Igual con mapa se puede ver una planta enorme de Monsanto sobre la 31, así que me imagino de qué va la economía local, ¿cómo es la familia de Fernando?


respecto a las cartas: hace mucho que no escribo cartas. “ya nadie escribe cartas”, lo anoté en el reverso de un libro que estaba leyendo, cuando Claudia, una escritora que conocí este año, me dijo que me iba a mandar una postal de Berlín donde estaba haciendo una residencia. me pidió el código postal, y la verdad lo tuve que googlear (sí, uso mucho el google), y le dije “Claudia, ya nadie escribe cartas”.

cuando era chica tenía, como creo que todos, amigxs por carta que se hacían vía revistas infantiles (en mi caso, me carteaba con una chica de Avellaneda, Liliana se llamaba, a quien creo que conocí alguna vez, pero que voy a buscar en Facebook ahora que lo pienso).

después me carteaba con una amiga de la primaria, que era mi mejor amiga, aunque nos separamos en la secundaria y nos dejamos de ver. Leticia. Ella viajaba mucho con la familia, y ahora encuentro una postal de Girona y algunas cosas más.

y me carteaba con Belu, mi mejor amiga aún, que vivía al lado de mi casa cuando nos conocimos. previo al wasap, nos tirábamos cartas por debajo de la puerta. algunos eran simples avisos “pasate hoy después de tal hora” o “me fui de urgencia a lo de mi abuela” o cosas así. otras eran más largas.

abriendo la gran caja de cartas (ahora todo está desparramado por el piso) encontré además mis diarios íntimos. son cinco en total, y empiezan en segundo grado. llegan hasta primer año, y no, todavía no encontré la llave de todos, así que en otro momento te cuento mejor. me alegra haber llevado ese registro de mi infancia, aunque recuerdo que la mayoría de cosas son a) hablar de mis amigas b) hablar de mi familia c) hablar de chicos que me gustaban. en cualquiera de los tres casos, hablar cuando estaba enojada o decepcionada. tengo momentos muy graciosos y optimistas en los que termino “igual no hay que preocuparse porque la vida es corta y hay que vivirla” (¿) y otros muy oscuros y pesimistas en los que hago afirmaciones absurdas como “si él no me quiere no sé cómo voy a hacer para seguir viviendo”.

además encontré dos diarios de viaje (si Belén, escribo mucho) uno con mi familia, a europa, otro con Belu, al sur, cuando cumplimos 18, y papeles que nos mandábamos en clase entre nosotrxs, en los que hay cosas re violentas también, como un ex novio que me decía que era una garca u otro pibe que me decía vaca. son unas hojas de carpeta que empiezan con “todos digan que piensan de” y después un nombre. éramos una mierda.

ahora que escribí lo de vaca me acuerdo también que en la bandera de egresados nos dibujamos como animales, y cuando todos tuvieron su animal yo no tenía nada. primero una en joda me dijo que podía ser una vaca (no era tan gorda, o no era más gorda que ahora, para ser precisa). después otro me sugirió que me dibujara como una ardilla por los cachetes, y creo que eso fue lo que quedó. tiré la foto de egresados esa en la nieve con la bandera apenas terminé el secundario.

dicho así, parece que la había pasado como el orto y nadie me quería. no fue así, pero ya hacia el final sentía que me aburría muchísimo y que tenía cero ganas de ir a boliches y comprarme ropa. nada de eso me gustaba. así que no era la más popular para cuando me recibí. ni nunca.

hablando de registros (esto es tremendamente autobiográfico y aburrido, Belén) mi papá me recordó que él tiene guardados todas nuestras cartas y dibujos. en el taller que había armado en el garaje de nuestra casa, había colgado un dibujo mío que lo tuvo más de 10 años, y que me dijo que aún conserva. mi mamá no dijo nada, así que no creo que haya hecho lo mismo. hacíamos muchas cartas, hay que decirlo, y más dibujos. otro de los registros que se preocuparon por hacer mis viejos era hacernos hablar y grabarnos. no lo hacíamos todos los años (de hecho recuerdo haber escuchado un grabación de cuando teníamos 5 ponele y grabar otra cerca de los 13). todavía sigo grabándome para recordarme cosas que antes, mucho antes, me escribía en la mano.

ahora con todo esto, no sé qué hacer. supongo que volveré a meter todo en la caja en la que estaba, atrás de la lavandina y la plancha (yo no plancho, así que está en el lugar más seguro de la casa).

este ejercicio de memoria me dejó agotada y no te quiero aburrir más. contame vos. ¿cómo es la vuelta a Madryn?


Lu

PD: a escena apocalíptica de los sapos me la imaginé como una epifanía; el tropezón, el chico con el perro. tiene mucha potencia literaria.



Comentarios

  1. Me gustaron tus recuerdos acerca de la escritura, el colegio, etc. Lo que rescato es la tarea, que no lo era, de escribir, de registrar. Seguí que cuando publiques una novela la leo.

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  2. olvidé comentar el tema de los sapos.
    hay un cuento de stephen king, temporada de lluvias, creo, sobre dos forasteros que llegan al pueblo y...
    mejor léanlo...

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ajam ajam